Rodrigo Plá es un director uruguayo que ha venido a la Seminci con su segundo trabajo, después de triunfar e impactar el año pasado en este mismo concurso con ‘La zona’. Ahora le toca el turno a ‘Desierto Adentro’, cambiando el thriller por el drama. Y tengo que decir algo antes de que se me olvide: Plá los tiene bien puestos. Abrumado me ha dejado este hombre en la butaca.
‘Desierto adentro’ se basa en una atmósfera sórdida y cerrada, casi apocalíptica, que recuerda, abróchense el cinturón, a ‘Pozos de ambición’ o ‘La noche del cazador’. Una atmósfera en la que un pecado es irreversible y difícilmente encontraremos la senda de la expiación, de la misericordia de Dios. Estamos en la primera mitad del siglo XX, en México, donde la nación ha decidido participar en la Segunda Guerra Mundial.
Elías, un campesino viudo que inculca a sus numerosos hijos su fanatismo religioso, desarrolla en extremo su temor a Dios tras cometer un pecado mortal. Para lograr la misericordia divina, decide construir una iglesia muy cerca de su rancho, con la ayuda de sus dóciles hijos. Pero Dios, según Elías, le castiga una y otra vez, con la misteriosa enfermedad de su hijo Aureliano y con la muerte de otro hijo, al intentar colocar una campana.
Elías sólo vive para cuidar a sus hijos, sobretodo al desgraciado Aureliano, pero se encuentra con un Dios castigador y rencoroso, que nunca tiene suficiente razón de peso para perdonar al pobre protagonista. La visión ultra-religiosa la han heredado los hijos, en especial Celia, la mayor, que cree que el perdón de Dios llegará cuando reciban señales luminosas.
La familia de Elías está marcada por la enfermedad, por el desasosiego, por la culpabilidad. Intenta ofrecer a los hijos una vida plena con la fe y la providencia pero lo único que consigue es la desdicha. Aureliano, el hijo enfermo y sobreprotegido, luchará finalmente por escapar del lugar, en busca de otros mundos, de libertad. La represión que siente por su padre se ve sobretodo por el predecible incesto que practica con su querida hermana Micaela o por su violenta reacción hacia el final. Destaca por encima de todo la factura visual del film, que da prioridad a colores pálidos, grises y sombríos, frente al tono amarillo y cálido que otros directores han utilizado en el mismo tipo de escenario.
‘Desierto adentro’ es un cuento sobre la incomunicación, sobre el sustento que muchos, a lo largo de la historia, han sentido en un Dios al que hay que temer antes de esperar su perdón. Una historia sobre la expiación, sobre la redención, sobre el punto de vista cerrado y limitado. Un relato antibíblico, terrorífico y tan despiadado como el Dios en el que cree su protagonista. La dureza de sus imágenes refresca la perspectiva moralista de su propusta, donde encima Plá remata la faena poniendo una cita de Friedrich Nietzsche al final del metraje. Toma ya. Una película que desde ya está destinada a ser incomprendida. Su tremendismo puede eclipsar sus muchas virtudes cinematográficas, narrativas y hasta aleccionadoras. Una película necesaria para entender el contexto del fanatismo religioso y el papel de la religión en la familia. Lo mejor de todo es que no es una obra hecha para ateos, que excluya a los creyentes. Es incluso más para los creyentes, para poder reflexionar en qué aspectos de sus vidas aparece Dios, para no malinterpretar su influencia, y dónde están los límites de su fe y de su racionalidad. Incómoda, asfixiante e impecable es este ‘Desierto adentro’ de Rodrigo Plá.